lunes, 21 de junio de 2010

Liturgia: LA COMUNIÓN EN LA MANO

comunion en la mano “Poco a poco cambió la sensibilidad del pueblo cristiano respecto al modo de comulgar. El paso a recibir el Cuerpo del Señor en la boca no se hizo por decreto ni uniformemente. Se puede decir que sólo en el segundo milenio fue general y obligatorio que los laicos recibieran la comunión en la boca.

Entre otros, estos motivos influyeron en hacer semejante cambio: el miedo a las profanaciones de la Eucaristía o de prácticas supersticiosas; pero pensaron que la nueva forma de comulgar ponía más de manifiesto el respeto y la veneración a la Eucaristía en un período en que se fue acentuando progresivamente este aspecto de adoración y misterio; y, sobre todo, la nueva sensibilidad en torno al papel de los ministros ordenado, en contraste con los simples fieles; se fue acentuando la valoración de los sacerdotes y paralelamente el alejamiento de los laicos: de ahí a considerar que las únicas manos que podían tocar la Eucaristía eran los sacerdotes no hubo más que un paso.

Con ocasión de la reforma litúrgica conciliar, fue creciendo el deseo de que los fieles pudieran recibir la comunión en la mano, restaurando así la vieja costumbre. Las Conferencias Episcopales de cada nación pedir oficialmente a Roma la posibilidad de recuperar este antiguo modo de hacer que se había perdido. Así lo hizo la de España que obtuvo la respuesta afirmativa en febrero de 1976. Desde entonces el modo de hacerla es libre. El fiel es quien opta por un modo u otro de comulgar, no el ministro el que lo impone ni en un sentido ni en otro según su gusto o preferencia”

(Tomado del libro: Sugerencias litúrgicas y catequéticas. Misal Dominical)

(“Palabra de Dios en la Iglesia Católica”, Órgano Oficial de la Comisión de Liturgia de la Conferencia Episcopal Peruana. N° 26, 23 de mayo del 2010

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